El Gobierno ha presentado un nuevo anteproyecto de reforma de la ley concursal, para tratar, imagino, de adaptarla a la cambiante realidad económica. Pero el texto ha desatado ya la contrariedad de la patronal, en particular de Fomento, la patronal catalana, presidida por el señor Sánchez Llibre.
De lo que leo en los periódicos sobre el particular, resalto dos cuestiones fundamentales a las que se ha referido. La primera afirmando que la reforma ha de tener como finalidad básica la salvación, el mantenimiento de la empresa. La segunda, que las deudas contraídas con la Administración pública,- lease seguridad social y hacienda-, no pueden ser prioritarias. Y el argumento que ha ofrecido es absolutamente racional. Mejor que el Estado renuncie a cobrar lo que le deben ahora y así permitir que la empresa en el futuro pueda seguir contribuyendo al erario público.
Las aspiraciones de Sánchez Llibre, me parecen, como digo, oportunas y legítimas. Pero presiento que ninguna de ellas se va a conseguir. La que se refiere a la pervivencia de la empresa, es éste un objetivo presente en la letra de la ley desde la ya lejana legislación sobre la Suspensión de Pagos de 1922. Pero en la práctica y en un porcentaje muy elevado de casos, la presentación de una suspensión o concurso, ha supuesto la defunción de la empresa. Los obstáculos a los que se enfrenta una empresa en esta situación son tan enormes, que en la mayoría de las ocasiones se naufraga en el intento.
En cuanto a que los créditos públicos , no tengan el carácter privilegiado, no creo tampoco que los políticos que mandan hoy, cedan en esta posibilidad. Ceguera, miopía, sí. No pensar en que ello podría contribuir a mantener el tejido productivo, la disposición del empresariado y por supuesto la ocupación, también. Pero el criterio de caja es lo que se impone. Y si no hay caja no hay empresa.
Pero no quiero terminar sin desearle al presidente de Fomento que siga en su empeño y en su tenaz intento de mejorar el marco en el que el empresario desenvuelve sus actividades en nuestro país.
Porque a veces, aunque cueste, algo se consigue.
8 de agosto de 2021